Ventilador, aire acondicionado, climatizador… ¿cuál es la diferencia? Cada vez hace más calor en verano, como demuestran los registros climáticos, lo que está haciendo aumentar la demanda de soluciones para hacer más llevadera esta época del año.

Ventiladores

Los ventiladores permiten aumentar la circulación del aire, lo que proporciona una sensación de descenso de la temperatura de entre 3 y 5°C, si bien solo mueven el aire de una estancia y no ofrecen una reducción efectiva de la temperatura en espacios cerrados. Existen ventiladores de pie, de techo, e incluso con agua (denominados nebulizadores), que producen una nube de gotas las cuales, al evaporarse, generan una reducción puntual de la temperatura. Lo más importante en un ventilador de este tipo es mantener lleno el depósito de agua. También existen modelos para uso en exterior.

Climatizadores

Los climatizadores evaporativos son aparatos portátiles que también utilizan agua para refrescar el ambiente. Suelen comercializarse en forma de una unidad portátil, que absorbe el aire de la estancia y lo transmite tras pasar por un filtro húmedo. Su consumo eléctrico es mucho menor que el del aire acondicionado, pero no producen una reducción real de temperatura como en el caso del aire acondicionado. Por razones de salud, se recomienda que el nivel máximo de humedad en espacios cerrados no supere el 60%, por lo que una vez alcanzado este nivel el climatizador no debería continuar evaporando agua. Además, en este caso, la sensación agradable de frescor desaparecerá en favor de otra menos confortable de exceso de humedad.

Sistemas de aire acondicionado

Los sistemas de aire acondicionado, por su parte, extraen el calor del aire produciendo una disminución real de la temperatura en una estancia. Constan de una unidad interior y otra exterior, o bien de una unidad que agrupa a ambas pero que debe disponer de salida al exterior del edificio.

El principio de funcionamiento se basa en las leyes termodinámicas, que se aplican a un refrigerante que circula en circuito cerrado como se representa gráficamente en la figura. Inicialmente, el refrigerante se encuentra en estado líquido en la unidad exterior; posteriormente, se hace circular a través de una válvula de expansión para reducir su presión y temperatura, enviándolo a la unidad interior. Una vez allí, el refrigerante se evapora cediendo el aire frío a la estancia que se desea climatizar con ayuda de un ventilador. El refrigerante, convertido en gas, se envía de nuevo a la unidad exterior pasando por un compresor que eleva la presión del gas y después por un condensador que se encarga de transmitir el calor del refrigerante al exterior para que vuelva a su estado líquido.

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El mismo ciclo termodinámico pero a la inversa es el que permite disponer de calefacción en invierno. Muchos de los equipos actuales permiten el funcionamiento reversible, actuando como aire acondicionado en verano y como bomba de calor en invierno.

Consumo y eficiencia energética de aparatos de aire acondicionado

etiqueta-energetica-aire-acondicionado-europaPara determinar el aparato de aire acondicionado que necesitamos se utilizan las frigorías, unidad que permite medir la cantidad de calor absorbido. En una vivienda, en general se considera suficiente dimensionar una capacidad de absorción de calor entre 50 y 100 frigorías por metro cuadrado, aunque esto puede variar según distintos factores: la diferencia máxima de temperaturas entre el interior y el exterior que deseemos, las fuentes de calor interiores, el aislamiento exterior de la vivienda, la orientación y otros. Hay que tener en cuenta que por cada frigoría se necesitan 1,16 vatios de potencia eléctrica, es decir, un aparato de aire acondicionado para una vivienda de 100 m2 necesitaría como mínimo 5.000 frigorías y consumiría aproximadamente 4,3 kW.

Además, no todos los equipos a la venta cuentan con la misma eficiencia energética. El índice europeo SEER permite clasificar los aparatos por su eficiencia energética de refrigeración, información que se traslada a la etiqueta energética que llevan los aparatos de este tipo. Para clasificar los equipos cuando funcionan en invierno como bomba de calor se utiliza otra escala diferente, el índice SCOP. Un equipo con etiqueta A puede consumir hasta un 30% menos de electricidad para dar el mismo frío o calor.

Por otro lado, existen distintas tecnologías disponibles para el aire acondicionado. Por ejemplo, los equipos con tecnología inverter y los equipos de volumen de refrigerante variable reducen el consumo de energía adaptándose a la demanda de frío y manteniendo una temperatura más estable.

El Instituto de Diversificación y Ahorro de Energía en España (IDAE) ofrece algunos consejos prácticos para el uso del aire acondicionado:

  • No bajar el termostato del aire acondicionado por debajo de 26°C. Por su parte, el Ministerio de Industria aconseja una temperatura de 24°C.
  • Un ventilador, preferentemente de techo, puede ser suficiente para mantener un adecuado confort.
  • Cuando se enciende el aire acondicionado, no ajustar el termostato a una temperatura más baja de lo normal: no enfría la casa más rápido y se provoca un consumo excesivo e innecesario.

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