El ahorro y la eficiencia energética se han convertido en el gran reto de las pymes ya que lograrla supone importantes beneficios como son:
- Ahorro de costes: al reducir el consumo energético de una empresa, esto conlleva un importante ahorro en las facturas, por lo que tendrá un impacto positivo a largo plazo para la rentabilidad del negocio.
- Mejora la competitividad: al disminuir los costes de producción y ser más sostenibles, lo que hace es mejorar su competitividad en el mercado.
- Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero: si reducimos el consumo energético y además utilizamos una energía más limpia como el gas propano o el gas natural licuado, estaremos reduciendo las emisiones de CO2 y contribuyendo a la transición energética.
- Responsabilidad medio ambiental: la utilización responsable de los recursos energéticos supone un beneficio para toda la sociedad, pero también mejora la responsabilidad social corporativa y la imagen de la empresa de cara a sus clientes.
En TotalEnergies ofrecemos servicios energéticos exclusivos que te ayudarán a reducir el consumo energético de tu negocio, con mejoras técnicas en tus instalaciones y desarrollando una estrategia clave para lograr la mejora energética adaptada a tus necesidades.
Si nos centramos en el uso de gas de las pymes, debemos tener en cuenta que existen una serie de medidas que nos pueden ayudar a alcanzar esa eficiencia energética.
Calefacción y Refrigeración Eficiente
La climatización, ya sea mediante calefacción o refrigeración, es uno de los grandes consumidores de energía en una empresa. Para conseguir mejorar la eficiencia energética en este sentido, es fundamental que contemos con sistemas de climatización actualizados como pueden ser las calderas de alta eficiencia, la aerotermia o las bombas de calor.
Cuando elegimos el tipo de calefacción que queremos para nuestro negocio, debemos fijarnos que sean los más eficientes posibles:
- Calefacción por infrarrojos: es ideal para calentar de forma rápida espacios grandes ya que facilita el calentamiento rápido, pero sin que se dispare el consumo. Además, se trata de un sistema respetuoso con el medio ambiente ya que genera calor sin quemar combustible, por lo que evita las emisiones de CO2 a la atmósfera.
- Calefacción por tubos de bajo consumo: la manera que estos tubos calientan el espacio es muy similar al calor que recibimos de los rayos del sol. Su instalación se lleva a cabo por zonas, teniendo un control individualizado o por grupos de unidades. Se trata de un sistema con alta eficiencia energética que, al no emitir aire, no sobrecarga el ambiente.
- Aerotermia: es uno de los sistemas más eficientes ya que esta tecnología lo que hace es extraer la energía contenida en el aire para utilizarla como fuente de alimentación, tanto en sistemas de calefacción como de refrigeración. Esta fuente de energía limpia y renovable permite también reducir de manera significativa las facturas energéticas de cualquier negocio.
Por otro lado, igual o más importante es tener un aislamiento térmico correcto porque de nada sirve tener un tipo de calefacción o refrigeración eficiente si luego existen fugas que provocan que haya desperdicio energético. Por eso, es fundamental que puertas y ventanas de las instalaciones estén perfectamente selladas.
Y, por último, es fundamental mantener la climatización a la temperatura recomendada, ya que el no hacerlo puede suponer un derroche de energía y un gasto en la factura innecesario. Para ello, resultan muy útiles los termostatos inteligentes que te permiten ajustar la temperatura y programar el encendido o apagado de los equipos.
Generación de Energía
Los recursos renovables son aquellos que provienen de la naturaleza, no se agotan y su procesamiento no contamina. La energía solar, la eólica, la hidráulica, la térmica y la biomasa son algunos ejemplos de generación de energía a partir de recursos renovables.
La energía solar y la eólica cada vez están más presentes ya que son tecnologías que se han abaratado y permiten generar gran cantidad de energía. De hecho, la energía solar o fotovoltaica es una de las alternativas que más utilizan las empresas para generar electricidad ya que utilizar la energía que procede del sol resulta muy rentable, pudiendo llegar al 90% de ahorro en el consumo diario, además de reducir la emisión de CO2 a la atmósfera de una manera drástica.
El sistema hidráulico es uno de los más populares porque su construcción es sencilla ya que solo necesita unas presas que provoque la caída de agua desde mucha altura y mediante turbinas producirá electricidad. Entre sus ventajas destaca la gran cantidad de energía que produce con un recurso renovable.
Entre todas las energías primarias no renovables, el gas es considerado uno de los grandes aliados de la transición energética ya que se trata de una energía eficiente, muy versátil y respetuosa con el medio ambiente. En la actualidad existen, de hecho, soluciones de gas 100% renovable, como es el biometano o el biopropano.
Incluso se puede generar electricidad a partir de gas, desde centrales termoeléctricas de ciclo convencional o desde centrales termoeléctricas de ciclo combinado, estas últimas utilizan una turbina de gas que funciona a través del calentamiento por combustión de aire comprimido y que permite el aprovechamiento del calor residual a través de un ciclo de vapor.
El uso del gas como combustible en la generación de energía eléctrica en centrales de ciclo combinado tiene dos importantes ventajas: una mayor eficiencia energética y un menor impacto medio ambiental. El ciclo combinado, con turbina de gas y turbina de vapor, permite el óptimo aprovechamiento del calor de combustión, obteniendo un rendimiento superior al 55%, mientras que en las centrales térmicas ese rendimiento no supera el 35%.
Existen distintos tipos de generación de energía eléctrica:
- Energía termoeléctrica de combustibles fósiles: son las que producen electricidad a partir de la energía calórica, hirviendo grandes cantidades de agua o calentando otros gases, gracias a la combustión del carbón, el petróleo, gas natural u otros combustibles fósiles en una caldera interna. Aquí, el gas en expansión es el encargado de movilizar la turbina.
- Energía termonuclear: se diferencia de la anterior en que el calor que necesita para girar las turbinas lo obtiene a través de distintos procesos químicos en lo que bombardea con partículas los núcleos atómicos de ciertos elementos para así liberar una gran cantidad de energía.
- Energía geotérmica: aquí no se necesitan combustibles ni calderas ya que se aprovecha el calor interno de la corteza terrestre. Para conseguir esa energía se utilizan bombas de calor geotérmicas que extraen o ceden calor a la tierra, en función de si queremos calentar o enfriar el ambiente.
- Energía termosolar: aprovecha la luz del sol concentrándola a través de un sistema de espejos para calentar líquidos a temperaturas que van de los 300ºC a los 1000ºC y así iniciar el proceso termoeléctrico de generación de energía.
- Energía fotovoltaica: se obtiene la energía gracias a la luz del sol mediante grandes campos de células fotovoltaicas que son las encargadas de convertir la energía solar en electricidad.
- Energía hidroeléctrica: en este caso, las turbinas eléctricas de la planta de generación se mueven aprovechando la energía mecánica provocada por la caída de agua a gran altura.
- Energía mareomotriz: se obtiene la energía a partir de las mareas o de las olas marinas, a través de unas instalaciones costeras que con dispositivos flotantes aprovechan el empuje del agua para mover las turbinas.
Cocina y Preparación de Alimentos
La llegada del gas natural a las cocinas supuso una revolución para los cocineros profesionales ya que permite una cocina más rápida y eficiente, además de conservar la calidad de los alimentos ya que te da la posibilidad de cocinar a la temperatura deseada y la más adecuada.
El hecho de que proporcione calor de manera inmediata y constante, el gas natural consigue que la cocción sea la adecuada, controlando todo el tiempo la llama. Además, las encimeras de gas natural pueden incorporar quemadores de hasta 5kW de potencia que mantienen la temperatura sin tiempos de recuperación largos, algo que no ocurre con otro tipo de energía. Esta potencia alta lo que permite es que los alimentos queden crujientes y sabrosos ya que el aceite se calienta muy rápido y mantiene la temperatura.
Por su parte, cocinar en un horno de gas también tiene sus ventajas ya que, a través de la combustión, esta fuente de energía lo que hace es desprender vapor de agua, creando una atmósfera húmeda dentro del horno, lo que evita que los alimentos se resequen. Además, este tipo de cocina permite que se reduzcan los tiempos de precalentamiento del horno y recupera la temperatura interior cuando se abre la puerta, evitando posibles alteraciones en la cocción de los alimentos.
Lo cierto es que, a pesar del boom vivido con las cocinas eléctricas, de la mano de la vitrocerámica y las placas de inducción, el cocinar con gas propano o gas natural sigue siendo la opción elegida por la mayoría de los cocineros profesionales y la forma más eficiente de sacarle partido a los alimentos.
Y es que son muchos los beneficios que tiene el cocinar con gas:
- Mayor eficiencia: según el IDEA (Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía), las cocinas con gas son las que menos contaminan porque necesitan menos recursos para cumplir su función. Se trata de una cocina eficiente y saludable que ofrece una temperatura constante. El gas se ha posicionado como el sistema energético de cocina más respetuoso con el medio ambiente, después vendrían las cocinas por inducción, las vitrocerámicas y las de resistencia eléctrica.
- Ahorro: el coste del equipamiento de una cocina de gas es mucho menor que el de un sistema eléctrico. Además, el consumo energético también es menor ya que al cocinar con gas se puede llegar hasta un 30% de ahorro si lo comparamos con otro tipo de cocinas.
- Mayor rapidez y control del calor: al cocinar con gas, se consigue que la variación de las temperaturas de cocción sea menor y con ello que todas las propiedades de los alimentos se conserven, sin renunciar al sabor intenso.
- Mayor versatilidad: en la cocina de gas podemos utilizar cualquier tipo de utensilio y de olla, ya sea de barro, hierro o acero inoxidable.
- Mayor garantía: el gas permite un suministro ininterrumpido, lo que garantiza un cocinado sin interrupciones.
Secado Industrial
El gas natural es uno de los combustibles más utilizados en la industria, en todas aquellas instalaciones y procesos que requieran una gran cantidad de calor, como los hornos o secadoras industriales que se utilizan para eliminar o reducir la humedad de los productos utilizando energía calorífica.
Una secadora industrial de gas utiliza el calor, el aire y el movimiento giratorio para realizar el secado de forma rápida y eficiente. Esta tecnología utiliza un quemador de combustible en lugar de calentar el aire y el metal como lo hace una secadora eléctrica. Al emplear gas natural o propano, utiliza un encendedor para quemar este tipo de combustible. Después, un ventilador o un soplador conducirá el aire caliente al tambor.
Existen muchos beneficios para usar una secadora industrial de gas:
- Eficiencia energética a largo plazo.
- El gas que se utiliza puede llegar a ser más rentable si lo comparamos el coste que conlleva una secadora eléctrica industrial.
- Eficiencia en el secado ya que cuenta con más poder calorífico que las que emplean como combustible la electricidad. Por tanto, el proceso de secado es menor y más eficiente.
- No requiere de instalaciones eléctricas complicadas ni de alto voltaje.
Desde las más tradicionales a las de última generación, existen distintas soluciones de secado en un proceso industrial en función de varios factores como son las necesidades, la calidad final del producto, el tiempo de procesamiento y la eficiencia del proceso.
Hay muchos métodos de secado industrial, dependiendo de las aplicaciones y la naturaleza de los productos a tratar, ya sean alimentos, medicamentos o materiales industriales:
- Secado de aire caliente: es un método sencillo, económico y eficaz que se basa en la aplicación directa de aire caliente para el secado de productos alimentarios e industriales. Es una de las formas de mejorar la higiene y la seguridad de los alimentos, pero tiene el inconveniente de que puede deshidratar la superficie del producto y provocar que salgan grietas o un resultado final heterogéneo.
- Secado por contacto: consiste en transferir calor a través de una pared o superficie para secar el material. La mayoría de las veces se suele utilizar unos tambores rotativos para conseguir así una mayor homogeneidad. Esta tecnología se utiliza sobre todo en la industria pesada.
- Secado natural: es la forma de secado más antigua y económica que se basa en la exposición directa al sol o al aire, lo cual no estimula el crecimiento de bacterias y lo convierte en el adecuado para frutas y verduras. Lo negativo que tiene es que necesita mucho espacio y tiempo y, además, ofrece poco control del proceso.
- Secado por infrarrojos: evaporar el agua o los disolventes a alta temperatura. Se utiliza cuando es necesario concentrar el efecto de secado en la superficie del producto y así obtener un efecto tostado. Esta solución no es recomendable para aquellos productos que no soportan las altas temperaturas.
- Liofilización: es un proceso de deshidratación en el que los productos se enfrían a bajas temperaturas, pasando por un proceso de vacío a baja presión. Lo bueno es que este método hace que se conserven las propiedades de los alimentos, pero tiene el inconveniente que es relativamente lento y caro.
- Secado dieléctrico: se trata de un método que funciona con radiación o radiofrecuencias para transferir calor a los materiales, como ocurre con el microondas. Al calentar el producto de manera simultánea, es muy recomendable cuando se necesita un secado homogéneo y suave. Es ideal para el secado de productos que son sensibles al calor en el sector alimentario, médico e industrial, aunque tiene el inconveniente que consume mucha energía, por lo que no es recomendable para todo tipo de productos.
Vehículos a Gas
Los coches de gas o bifuel son una alternativa eficiente al combustible tradicional. Las dos grandes motorizaciones que se utilizan son el GLP (Gas Licuado del Petróleo) y el GNC (Gas Natural Comprimido). Ambos tienen en común que pueden utilizar, indistintamente, dos tipos diferentes de carburante; uno común y otro alternativo que es menos contaminante que el diésel o la gasolina. Además de con GLP o GNC, existe también la alternativa de que sea con hidrógeno.
- Gas Licuado de Petróleo: estos coches disponen de dos tanques de combustible, uno de gasolina y otro alternativo que es un 65% de la extracción del gas natural y un 35% del refinado del petróleo. Esta modalidad es una de las más utilizadas en Europa ya que tiene muchas ventajas como es el ahorro en combustible y, además, al tener dos tanques te ofrece mayor autonomía.
En cuanto a la eficiencia energética, podemos señalar que el gas licuado genera un 36% menos de emisiones que el carbón, un 15% menos que la gasolina y un 10% menos que el diésel. - Gas Natural Comprimido: se compone entre un 80% y un 99% de metano y el resto son adiciones de dióxido de carbono, nitrógeno e hidrocarburos. Este gas puede utilizarse directamente como combustible lo que supone un importante abaratamiento de costes, si lo comparamos con otros combustibles.
Los coches que utilizan este combustible tienen un menor impacto medio ambiental al reducir en un 25% las emisiones de CO2 en comparación con la gasolina y en un 75% las NOx con respecto al diésel.
Son muchas las ventajas que tiene el uso de los vehículos de gas si los comparamos con los combustibles convencionales:
- Ahorro en gastos de combustible: ya que el precio del GLP y el GNC es menor al del litro de gasolina o diésel.
- Más eficiencia en cuanto a las emisiones contaminantes: la combustión de este tipo de carburante emite menos partículas a la atmósfera que los combustibles tradicionales.
- Aumenta la autonomía del vehículo: ya que cuentan con depósito, incluso alguno más según haya sido el modelo de fabricación, que es adicional al de la gasolina y con el que se puede recorrer un mayor kilometraje son tener que repostar.
- Llevan la etiqueta ECO: aunque un vehículo de gas se puede alimentar también de gasolina, el diésel no es compatible, la DGT los categoriza con el distintivo ECO, lo cual trae muchas ventajas añadidas.
Además, los coches de gas se caracterizan por reducir también a contaminación sonora, ya que cuentan con una marcha más suave y silenciosa que los motores que utilizan combustibles derivados del petróleo.
En TotalEnergies queremos ponértelo fácil, por eso ofrecemos tarifas energéticas 100% personalizadas a tu medida, adaptadas a las necesidades energéticas de tu pyme y respaldadas por un servicio de calidad.