Últimamente nos bombardean las noticias sobre el precio de la luz. Los titulares de los medios nos recuerdan que su subida este año, especialmente desde el mes de agosto, va a repercutir en la factura eléctrica de los usuarios. En el caso de los grandes consumidores y empresas, la preocupación aumenta dada su elevada demanda de electricidad.
Para explicar esta subida en el precio de la electricidad hay que recurrir a los distintos factores que influyen a la hora de fijarlo. El problema es que varios de ellos no están resultando favorables a la hora de reducir la tarifa eléctrica y no parece que la situación vaya a cambiar en el corto plazo.
Con lo que ha llovido este año, ¿por qué no baja el precio de la luz?
Una de las preguntas que se plantean más los usuarios tiene que ver con… la lluvia. En efecto, tal y como te hemos explicado en otro artículo, la climatología puede influir en la tarifa eléctrica, empujándola a la baja si es propicia. Es decir: si llueve o hace viento, la abundancia de energías renovables como la hidráulica o la eólica hará que estas tengan un mayor peso en el mix de generación que otras cuya producción resulta más cara. Entonces, si hemos disfrutado de un año con lluvias abundantes y los embalses se encuentran a un buen nivel, ¿por qué sube tanto el precio de la luz?
El problema es que la lluvia no es el único factor que incide en la tarifa eléctrica. La falta de viento que sufrimos en verano también lo hace. Por otro lado, hay que tener en cuenta que la abundancia de agua no influye directamente sobre el precio de la electricidad: son las empresas propietarias de las centrales hidráulicas las que deciden cuándo se utiliza el agua de los embalses para generarla, algo que suelen hacer durante los picos de demanda. Además, estas compañías pueden vender la energía hidráulica al mismo precio que la producida en las centrales térmicas, cuya producción es más cara.
Junto a todo esto, existen otros elementos importantes que determinan el precio de la luz y no tienen nada que ver con el viento o la lluvia.
El precio que se paga por producir
Uno de esos elementos es el precio de los combustibles fósiles. Como sabrás, son varias las fuentes de energía que se utilizan para generar electricidad. Actualmente, en España se utilizan distintos tipos de centrales que se clasifican en función de la fuente que emplean para producir esa energía. Entre ellas se encuentran algunas que utilizan gas natural, carbón o combustibles derivados del petróleo.
Así, cuando la cotización de esos combustibles fósiles en los mercados internacionales es elevada, resulta más caro producir electricidad. Y ese es el caso actual: los futuros europeos de carbón, gas natural y petróleo tienen unos precios muy elevados. Este es el caso tanto de los precios aplicables al mes de septiembre como (por desgracia) los que se aplicarán en meses posteriores. Esto significa que los precios que negocia actualmente el mercado ibérico (OMIP) para alimentar a las centrales eléctricas con estos combustibles son también altos, por lo que la tarifa final se ve afectada al alza.
Si a la falta de viento le unimos el hecho de que cuesta más generar energía eléctrica en las centrales eléctricas que utilizan combustibles fósiles, las cuales refuerzan junto a las nucleares la producción de electricidad cuando alguna renovable falla, resulta fácil deducir que el precio de la electricidad aumentará.
El precio que se paga por contaminar
Además de la incidencia de los combustibles fósiles en la tarifa eléctrica, existe otro factor que resulta tan o más decisivo a la hora de influir sobre ella. Se trata del precio que se paga por emitir CO2.
En concreto, existe un mercado europeo de derechos de emisión de CO2 al que acuden las empresas que gestionan las distintas instalaciones de generación de electricidad, junto a otras industrias, que al final del ejercicio deben entregar tantos derechos como sean necesarios para cubrir todas sus emisiones del año. Si no lo hacen, tendrán que afrontar sanciones cuantiosas.
Resulta que el precio de estos derechos ha aumentado considerablemente, sobre todo después de que la Unión Europea anunciara su intención de reducir su cantidad a partir de 2019, en su línea de apuesta por las energías renovables. Esto ha provocado que el precio que se paga por tonelada emitida se haya disparado en 2018.
Como resultado, a las plantas de producción de energía eléctrica que emplean gas y carbón como combustibles les resulta mucho más caro generar electricidad. El problema es que, además, suelen ser las de carbón las que marcan el precio de la luz en el pool eléctrico durante muchas horas cada día.
Y, por supuesto, la demanda
Los anteriores son algunos los factores que tienen una mayor incidencia en el alza del precio de la electricidad que vivimos en la actualidad. Pero no solo influye aquello que las centrales tienen que pagar por producir electricidad: también lo hace la propia demanda de energía que, cuando es más elevada, empuja la tarifa hacia arriba.
Por esta razón, el precio de la luz suele aumentar cuando la demanda hace lo propio, debido por ejemplo a olas de calor en verano y de frío en invierno, que nos obligan a utilizar los sistemas de climatización. Sin embargo, durante este verano el primer caso ha tenido una repercusión que resulta mucho menos evidente que el aumento del consumo por el aire acondicionado.
Efectivamente, la ola de calor que azotó el sur Europa este verano ha provocado que varias centrales nucleares francesas se hayan visto obligadas a reducir su producción de electricidad, incapaces de enfriar suficientemente sus reactores. Esta circunstancia lleva a Francia a importar energía procedente de otros países para no quedarse sin suministro eléctrico. Y entre esos países se encuentra España, cuyo mercado eléctrico se verá afectado ante el aumento de la demanda procedente del país vecino.
Como ya sabes, el mercado energético es complejo y eso se debe a la multitud de factores que influyen a la hora de fijar los precios. Por esa razón es tan conveniente dejar en manos de profesionales que lo conocen bien la gestión de la electricidad que necesita tu empresa.
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