Las ventas de vehículos eléctricos alcanzaron en España un récord hasta agosto de 2019 de 6.675 unidades, según datos de las asociaciones del sector. De ellos, el 55% fue adquirido por particulares y el resto por empresas. Los vehículos eléctricos más vendidos en España son Tesla Model 3, Nissan Leaf, Hyundai Kona EV, BMW i3, Renault Zoe y Volkswagen eGolf.
Pero, ¿en qué se diferencian un coche eléctrico y uno convencional?
La diferencia principal es la tecnología del motor que impulsa el vehículo. Mientras que los coches tradicionales funcionan gracias a un motor de combustión interna, alimentado por gasolina o gasóleo, los coches eléctricos utilizan la energía de las baterías eléctricas para mover un motor eléctrico. La eficiencia energética de un motor eléctrico es del 90%, notablemente mejor que el 25% de eficiencia de un motor de combustión interna.
La pieza clave en un coche eléctrico son las baterías instaladas en el vehículo, un sistema de almacenamiento energético que se ha convertido en poco tiempo en elemento imprescindible en el sector de la automoción. La autonomía y prestaciones de un coche eléctrico están estrechamente vinculadas con las baterías que lleve instaladas.
"El coste económico de recarga de baterías es muy inferior al coste de repostaje de un depósito de gasolina o diésel"
La segunda diferencia más importante es el sistema de repostaje. En los vehículos de combustión se realiza habitualmente en gasolineras en apenas unos minutos. En el caso de los vehículos eléctricos hay que planificar la recarga de las baterías, bien en casa o en la calle durante algunas horas, o en estaciones de servicio con recarga rápida. Sin embargo, cabe destacar que el coste económico de recarga de baterías es muy inferior al coste de repostaje de un depósito de gasolina o diésel, por lo que un correcto análisis de inversión para la compra de un coche nuevo debe contemplar no solo el precio del vehículo sino también el coste de repostaje a lo largo de su vida útil… y ahí es donde el vehículo eléctrico gana.
Asimismo, el coche eléctrico contamina menos, ya que no emite ningún residuo directo a la atmósfera (un motor eléctrico no tiene tubo de escape). Además, la rápida transición energética en los países desarrollados conducirá a sistemas limpios de producción de energía eléctrica en muy pocos años. Por ejemplo, en España, el 40% de la electricidad producida en 2018 fue de origen renovable. Con el objetivo de mejorar la calidad del aire, las administraciones locales están favoreciendo la circulación de vehículos eléctricos en el centro de las ciudades mientras se veta el acceso a los coches más contaminantes.
¿Cuál es más rápido?
Un coche eléctrico dispone de todo el par motor desde el arranque, lo que significa que acelera mucho más rápido que uno de combustión, aunque en ocasiones tiene limitada la velocidad máxima a valores generalmente inferiores que los coches gasolina o diésel, con objeto de controlar el desgaste de las baterías, si bien determinados modelos alcanzan hasta los 250 km/h.
Autonomía
La mayoría de los coches eléctricos que se comercializan actualmente ya alcanzan en promedio los 300 km reales de autonomía con una carga completa de sus baterías. La tecnología de las baterías (Niquel-hidruro metálico, Ion-litio, y otras), el número de celdas, el sistema de refrigeración y otros aspectos técnicos, determinan la autonomía final en carretera de cada vehículo. La cantidad de energía eléctrica que almacena una batería se mide en kWh, siendo habituales capacidades de baterías entre 30 y 100 kWh.
Coste de mantenimiento y reparación
El número de piezas de un coche eléctrico es un 35% inferior al de un coche de combustión, y además es mecánicamente más sencillo: no tiene aceite, filtros, correas, etc. Esto supone que el coste de mantenimiento y reparación sea notablemente más reducido: algunos fabricantes de coches estiman que es un 25% inferior, pero otros como Renault estiman hasta un 42% de ahorro.
recarga de un vehículo eléctrico
La recarga de baterías de un vehículo eléctrico es tan necesaria como llenar el depósito de un vehículo tradicional para que funcione. La carga se realiza conectándolas a una fuente de suministro eléctrico, bien sea en el garaje de una vivienda, en un punto de recarga en la calle o en cualquier otro lugar que disponga de conexión a la red de distribución de electricidad. Este tipo de recarga puede llegar a ser ente 6 y 10 veces más económico que repostar combustible.
La instalación de un punto de recarga para vehículos eléctricos es sencilla y no requiere de trámites especiales, simplemente debe ser compatible con el modelo de vehículo y las necesidades de recarga del usuario. Para realizar la instalación en un garaje comunitario, solo es preciso comunicarlo por escrito al presidente de la comunidad, teniendo siempre en cuenta la posible necesidad de ampliación de potencia.
Las recargas lentas (generalmente hasta 3.7 kW de potencia) favorecen la vida útil de las baterías, precisando unas 8 horas para obtener una carga de 29 kWh. En caso de precisar una recarga rápida, generalmente en estaciones de servicio, el vehículo se puede cargar en media hora para recargar la batería al 80%.
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